Karolina Alemán
El pan de cada día al escupir gasolina frente a la flama
en los semáforos.
Anónimo.
En la búsqueda de
un estilo artístico, en este caso de dramaturgia, me he permitido hablar sobre
una obra teatral que me ha conmovido en su totalidad, por lo que me veo en el
interés y la necesidad de conocerla más a fondo para lograr el conocimiento
sobre qué en realidad quiso decir el dramaturgo con su obra. Para esto, es
necesario hablar a grandes rasgos sobre la obra general del autor, para después
adentrarme a la obra en sí, que es el objetivo.
Antes
que nada, la dramaturgia es
el arte de componer una obra dramática. Se conoce como dramaturgo a
quien escribe las obras para que sean representadas en un escenario, o
algunas veces éste adapta otros libros
a dicho formato. La tragedia,
por su parte, es una forma dramática cuyos personajes
protagónicos se ven enfrentados de manera misteriosa, inexpugnable e inevitable
contra el destino o los dioses. Las tragedias acaban generalmente en la muerte
o en la destrucción física, moral y económica del personaje principal, quien es
sacrificado así a esa fuerza que se le impone, y contra la cual se revela con
orgullo insolente o hybris. También existen las tragedias de sublimación, en las que el personaje
principal es mostrado como un héroe que desafía las adversidades con la fuerza
de sus virtudes, ganándose de esta manera la admiración del espectador, como es
el caso de Antígona
de Sófocles.
“De la Calle”, obra dramática trágica de Jesús González Dávila. Actor, dramaturgo,
director de teatro y cine, además de guionista. Nació en la Ciudad de México,
el 5 de mayo de 1940. Murió en la Ciudad de México el 8 de mayo de 2000.
Sus
obras retratan de manera sobrecogedora el mundo de las urbes y su terrible
realidad: “En ella [su obra en general] presenta prototipos de los bajos
fondos; los marginados, los desadaptados sociales y otros a los que siempre lleva
a situaciones límite, ya sea por su conflicto interno o por el rechazo social.
Crea un ambiente de angustia e inseguridad que los envuelve, los atrapa y del
que sólo les permite escapar mediante el vicio, la locura o la muerte. La
miseria, la corrupción, la rebeldía, la crisis de pareja, de la familia y de la
sociedad son algunas de las constantes de su obra”.
Sinopsis: El guión narra la historia de Rufino, uno de los más de 16 mil niños De la Calle que habitan en el inframundo
de la ciudad; con apenas trece o catorce años de edad, comparte su soledad con
Xochitl, otra jovencita que busca, como todos, una mejor esperanza de vida. La
historia es una tragedia combinada, de la ya sabida corruptela judicial en el
narcotráfico y la búsqueda de identidad por parte de Rufino, quien trata de
encontrar a un tipo conocido como "El chícharo", su padre, a quien
nunca ha visto. Un día, empujado por las circunstancias, decide buscar a su
padre…
En
primera instancia y sin duda alguna, cabe señalar que lo claro y evidente de la
obra “de la calle”, desde el primer
cuadro, es que es una obra trágica. Puesto que se comienza por conocer al
protagonista junto con el ambiente y atmosfera dentro de los que se desarrolla.
Por obviedad desde el primer momento te percatas que no es una historia muy
común, sino todo lo contrario, desde la forma de hablar de los personajes, los
elementos que resalta el dramaturgo sobre el espacio y los objetos dentro del
mismo, incluso la ciudad misma donde acontece el drama. La historia de Rufino, un niño huérfano,
que no conoce la palabra mamá o papá. Un niño como cualquiera; con esperanza de
poder algún día tener una buena vida y por consiguiente lleno de sueños. Los
cuales desgraciadamente se ven muy lejanos gracias a las circunstancias que lo
rodean. Sin embargo él intenta luchar contra todos los obstáculos para ganarse
el pan de cada día. Desafortunadamente lo hace rodeado de malas influencias,
jóvenes de mayor edad que él, que lo obligan a realizar delitos para sus
propios fines, persuadiéndolo con
que le darán una buena paga. Cayendo así un mal día en manos de la policía y
olvidado por ellos. Logra salir de la cárcel el mismo día que ingresó, ya que
un señor del barrio se acomide a sacarlo. Desgraciadamente lo hace porque
quiere obtenerlo sexualmente, ayudado por una vecina, que le mete ideas del
“buen señor” a Rufino.
Un
día decide buscar a su padre; pues le han dicho que está vivo. Así que sin
pensarlo se dispone a la aventura. Lo único que él desea es conocerlo.
Rufino: Quiero saber cómo es… Quiero verle la cara. Ver cómo se ríe. Oírlo
hablar… Oír qué cosas dice… Nomás quiero decirle quién soy. Que sepa que
existo. Porque seguro ni sabe.
Después de varios comentarios e
indicaciones que recibe sobre dónde está su padre, cada vez se aproxima más a
él. Hasta llegar el momento en que lo tiene frente a sí, no percatándose de su
presencia, puesto que jamás lo ha visto y mucho menos jamás imaginaría que su
propio padre, vestido de mujer, trataría de violarlo justo el preciso momento
en que lo ha encontrado.
Rufino: Busco al Chícharo.
Chicharra: Ah… valla. No quieres con la Chicharra. (Silencio.) El Chícharo…
¿Quién te habló de él? (Un silencio. Se despoja suavemente de la peluca dorada;
su voz es ahora más grave. Es notorio que es hombre.) Aquí hay servicio
completo, te dije. (Silencio.) Aquí tienes al Chícharo. (Pausa.) ¿Así te gusto más? Puedo ser tu
papacito. Bueno, sácate la mano de ahí y dame un besito. ¿Eh?
De un tirón el travesti le
baja el pantalón y trata de penetrarlo. Rufino grita. Del grupo de borrachines
anónimos surgen mentadas al aire.
Al
día siguiente Rufino, caminando acorralado en lo acontecido y en sus dolorosos
pensamientos. Se encuentra inesperadamente con uno de los tipos que dejó que la
policía lo atrapara, por el cual es acuchillado e instantáneamente muerto en el
lugar que por muy poco tiempo y de la peor manera lo vio crecer; la calle.
Al
parecer el mensaje es más que claro por parte del autor. Es evidente que se
quiere mostrar la sociedad tal y como es en realidad; sin tapujos, sin
mascaras, sin mentiras. No trata de hacerse un teatro fantasioso ni cómico,
sino todo lo contrario. Y qué mejor forma de contar la historia que con una
vida de este tipo, en la que es notorio el sufrimiento de las personas, más el
de los niños, la desgracia, el desinterés por el estudio de los jóvenes por
falta de dinero y por consiguiente de comida, por falta de sus padres en el
caso de Rufino, además de la completa y total invasión de las drogas, etc.
Es
realmente conmovedora la forma en que los personajes tienen que luchar más por
su sobrevivencia como seres humanos que por su seguridad material. Es de
valorarse y admirarse el hecho de que niños como Rufino busquen la salida de
ese hoyo de oscuridad en el que han permanecido desde su nacimiento. Por eso
creo que el autor en esta obra trata de hacer notorios esos acontecimientos. Y
por lo tanto lograr en el espectador una enorme transgresión, conmoverlo y
removerle sentimientos y emociones las cuales sean un poco difíciles de
entenderse y superarse.
Creo
que es complicado el hecho de poder decir con total certeza si el estilo de
esta obra es Trágico. Sin embargo la mayoría de los elementos que la componen,
lo hacen ver de esa forma. Por lo tanto, me atrevo a decir que sí es una
tragedia porque cumple con el conjunto de formas pertenecientes al mismo
estilo.
“Estas obras que he escrito,
van sobre todo con una carga de amor hacia ese niño que hay en ustedes, ese
niño golpeado, incomprendido, adolorido y traicionado”.
Jesús Gonzáles Dávila.
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