Un arte creado por la sociedad
Desde el día de ayer hasta el 13
de Junio del presente año, la Licenciatura en Artes de la Universidad Autónoma
de Zacatecas, como parte de las actividades de la clase de Arte, Cultura y
Sociedad, inició una serie de eventos o situaciones en el Centro Histórico de
nuestra Ciudad. Eventos o situaciones que tienen como motivo distintas
problemáticas que surgen de la cultura actual y cuya finalidad es evidenciarlas,
buscando provocar en el público una reflexión sobre el uso que se hace de dicho
Centro Histórico y sobre la condición que se tiene dentro de la sociedad de
consumo. Pero, ¿qué es el Arte Público? Claramente, estimado lector, pensarás
que el arte del barroco churrigueresco de la fachada de la Catedral es Arte Público,
porque se puede apreciar si ninguna restricción; o bien, que el arte expuesto
en galerías y museos es público por el simple hecho de que estos recintos están
abiertos a él; sin embargo esto no es y no ha sido siempre así. En primer lugar
no hay que olvidar que el arte religioso de Iglesias y Catedrales no tenían
como fin involucrar a su ‘público’ en la constitución de su arte, sino que su
arte se realizaba con fines pedagógicos y didácticos en la evangelización de ese
‘público’; así mismo, el arte que ahora agradablemente apreciamos en los museos
es, muchas veces, arte que tan sólo veían algunas personas, ya sea retratos de
reyes o alegorías ‘ficticias’ de sus proesas; o bien, obras artísticas de otras
partes del mundo o de grandes artistas que tan sólo veían aquéllos que tenían
la educación y el poder de coleccionarlos; y así, finalmente, mucho del arte de
nuestro tiempo, parece ser, sólo puede ser apreciado y percibido por los
afortunados que han tenido la educación y formación cultural para
comprenderlos, para entrar en su ‘discurso’, para sensibilizarse a él.
Con
este marco, intuirás, que lo que se quiere decir con Arte Público es cosa bien
distinta, más no ajena, a todo este histórico arte, y efectivamente así. Pues
bien, si queremos comprender lo que es el Arte Público quizás tengamos que
remontarnos al surgimiento de la ciudad misma, en la cual ahora tan cómoda y
cotidianamente vivimos, es decir, a los momentos en los que la ciudad surge
pero en la cual nunca ha faltado algún disconforme que exprese una crítica a su
gobernabilidad u organización. Pero ello implicaría irnos muy atrás en el
tiempo, y más bien, para el caso de la relación entre este arte y el arte histórico-tradicional,
que casi siempre se ha hecho con fines religioso-pedagógicos o
estético-burgueses, el Arte Público pudiera haber empezado a gestarse en el
momento en que los artistas no pertenecientes a la Academia ─la
cual además era la encargada de satisfacer el gusto de una minoría aristócrata
y elitista─
decidieron, en la última mitad del s. XIX, exhibir sus obras en sus propios
talleres como respuesta a la miopía burguesa de la crítica de su tiempo y de la
imposición académica que no los dejaba manifestarse crítica y libremente. Y sin
embargo, aún esto implicaría irse muy atrás, porque el reconocido surgimiento
del Arte Público como verdadera revolución anti-estética y anti-social ha
surgido a la par o en el seno mismo del movimiento surrealista durante la
primera mitad del s. XX; cabiendo mencionar que anti-estético y anti-social no
es propiamente ir en un total ‘en contra’ del arte esteticista o de su establishment social, sino en el sentido
de un cuestionamiento que busca revolucionar dicho establishment. A este movimiento se le llamó Dadaísmo, cuyo término
raíz ‘dada’, como lo referenciarían sus fundadores, Hans Arp o Tristán Tzara,
no significa absolutamente nada, sino tan sólo, en este caso, la automática
liberación literaria de toda gramática o sintaxis, de toda lógica o
justificación, tal como dentro del arte buscaron la liberación plástica de todo
discurso estético, teórico o academicista.
Sin
embargo, esto no paró ahí, sino que el movimiento dadaísta tuvo serías
repercusiones en el arte de la segunda mitad del s. XX, tanto en música como en
literatura, en teatro o danza, porque a partir de esta ingenua pero necesaria
revolución surgiría, por ejemplo, del rock-and-roll el punk británico, o de los
‘actos dadaístas’ el performance o el happening. Y así, como una gran bola de
nieve que fue corriendo cuesta abajo, todas estas manifestaciones acabaron por
constituir lo que se conocería como el movimiento situacionista encabezado por
la Internacional Situacionista fundada en 1957, a partir del movimiento de la
Internacional Letrista, el cual fundamentaría y enmarcaría la gran revolución
estudiantil del ’68, comenzando por establecerse esto que ahora llamamos Arte
Público. Pero en sí, formalmente, ¿qué era lo que buscaba este movimiento? Pues
bien, por un lado buscaban crear situaciones, de ahí su nombre, pero
situaciones fácticas de la vida cotidiana, que fueran sustentadas por la
totalidad o las partes del establishment
de la sociedad en las que las ponían en práctica; ¿cómo? Pues mediante la
reutilización de los símbolos u objetos, slogans o imágenes, que dicha sociedad
produce, tergiversando su significado para cuestionar y descontextualizar a sus
consumidores; o bien, reapropiándose de los símbolos o significados de las
revoluciones sociales, artísticas y/o culturales para incorporarlas en los
medios establecidos de comunicación o en las convenciones de la sociedad; y
todo ello motivado por la deriva emocional que busca crear una psicogeografía
social, generalmente dentro de los espacios públicos de la ciudad. En este
sentido, en el México de la última mitad del s. XX, todos estos factores y
movimientos tuvieron un reducto sumamente importante que motivaron
fundamentalmente los hechos del ’68, dando lugar a una gran cantidad de
agrupaciones que continuarían la gran revolución situacionista.
Siguiendo
este camino, la clase de Arte, Cultura y Sociedad se plantea como un
laboratorio de investigación y práctica de nuestros alumnos, para que, a la par
que formalmente se preparan para la producción artística, teatral, teórica y/o
pedagógica, puedan también crearse una conciencia crítica mediante la cual
puedan aplicar todos esos recursos en la acción socio-cultural,
político-económica, histórico-ideológica y/o industrial-ecológica. Así, durante
el transcurso de estos días estarán presentando proyectos de intervención
pública que tienen como fundamento una exhaustiva investigación de campo
respecto a distintas problemáticas que atañen a nuestra sociedad, utilizando
todos los medios que ha desplegado el Arte Público desde la más lejana
antigüedad hasta la más cercana experiencia de los movimientos artísticos
mexicanos de los setentas y ochentas; buscando provocar, por ejemplo al poner
los “Monumentos en Venta”, una reflexión de la ciudadanía zacatecana respecto a
su patrimonio tangible; o bien, al disponer ciertos íconos publicitarios de la
sociedad de consumo a favor de la cultura, motivándola a conocer los
importantes acervos artísticos que resguardan nuestros museos. De esta manera,
amable lector, cuando veas algunos de sus sténciles, performances o
instalaciones, esperamos te preguntes por lo que ellos han descubierto es un
problema, y al que hay que dar respuesta a mediano o corto plazo, pues después
quizás ya sea demasiado tarde como para reapropiarnos de nuestra identidad
social que como zacatecanos tenemos el derecho y la obligación de vivir y
defender.
Armando Haro Márquez
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