viernes, 15 de junio de 2012

MY WAVE


“My wave” Jorge Macchi
Elda  Isabelina Ortiz Rivas 
En el presente ensayo pretendo exponer y analizar o situar dentro de un “estilo” a una obra de arte contemporáneo que formó parte de una exposición colectiva  presentada en el MUAC (Museo Universitario de Arte Contemporáneo) en el año en curso. La exposición se titulaba “Extranjerías” y citando el sitio web oficial del MUAC:
“Extranjerías tiene como punto de partida un proceso de investigación sobre las formas en las que la experiencia de ser extranjeros es conformada en la actualidad,  no sólo al cruzar fronteras físicas (nacionales), sino también en los saltos tecnológicos en los medios de comunicación y percepción. La muestra se acompaña de un coloquio internacional en el que artistas, sociólogos, comunicólogos y antropólogos exploran los modos actuales de restringir el tránsito de lo propio a lo diferente.
Los desplazamientos temporales o forzados por exilios políticos y económicos siguen siendo un fenómeno importante. Pero a esos se añaden experiencias de extranjerías no territoriales -o no principalmente territoriales. Extranjero no es sólo el que viene de otra parte y habla otra lengua, sino también el que no tiene acceso a las redes estratégicas, el que no participa en su control y por eso depende de decisiones ajenas.”[1]
Una de las obras que formaban parte de “Extranjerías” titulada como “My wave”  del artista argentino Jorge Macchi (nacido en  Buenos Aires, Argentina, en 1963. Egresado de la  Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires). La pieza consistía en:
un largo plano turquesa pintado por el artista en la pared, cubriéndola desde la izquierda hacia la derecha y desde el suelo hasta la altura que alcanzó el brazo del artista. Las pinceladas son irregulares, y el límite del plano de color corre paralelo al suelo, excepto una pequeña área con un taburete debajo, donde el artista se subió mientras pintaba causando un plano aguado intentando pintar más alto.”[2]
Ésta es una fotografía de la obra, adhiero un link[3] que muestra un video acerca de la realización de la misma, video situado en la página oficial del artista.

Ahora me propongo exponer brevemente un explicación del “estilo” de “My wave”. La traducción del título literalmente sería “mi ola” haciendo referencia (claro, haciendo una lectura “literal” de la obra) al color, azul claramente, y al trazo sobresaliente, que el artista produjo subiéndose al taburete, como una representación poco realista de lo qué es una ola marina. El “movimiento” o detalle que no es regular en el plano horizontal tiene la apariencia de ser una “ola” verosímil al movimiento del mar. Dentro del concepto de lo que la muestra expone (la experiencia de ser “extranjero”) la pieza de Macchi plastifica “poéticamente”, de forma “elegante”, simplista y hasta acercándose a los principios del action paiting  (o expresionismo abstracto impulsado principalmente por el pintor estadounidense Jackson Pollock) en forma y parcialmente en concepto, ya que decían los seguidores de tal corriente que sentían la necesidad de rendirse ante el “impulso espontaneo”[4]. Producían en esta espontaneidad, claramente sin previa meditación, un trazo hasta infantil, despreocupado por su regularidad, podría decirse que hasta con pretensión de obtener una “pintura pura”. En las pinceladas de “My wave” puede encontrarse similitud (en cuanto a forma) con los trazos de los pintores  Pierre Soulages, Frank Kline y Nicolás de Staël. La similitud en cuanto a concepto buscando en la historia del arte podría ser dentro del denominado “arte conceptual”, que es él cual:

“…Comprende aquellas posiciones para las cuales el arte plástico es no es sólo sinónimo de objeto físico, sino también un campo de discusión sobre los mudables significados culturales de imágenes, lenguajes y representaciones… la idea artística puede ser pensada separada de su aplicación, con lo que a tal idea le correspondería el estatus de <<objeto>> independiente… exponer las implicaciones institucionales, jurídicas e industriales de un concepto de obra artística que intentaba sustraerse a lo empírico visual como dominio central de la producción estética. A una interpretación del conceptual Art exclusivamente orientada a las ideas…”[5]

En el arte conceptual el objeto físico ahora es una “proposición lingüística”, esto quiere decir que la obra de arte ahora es autorreferencial, la interpretación artística ahora está orientada hacia las “ideas”.

Creo que viene muy ad hoc la definición de arte conceptual, pues podemos hacer una lectura de “My wave” dentro del panorama del mismo. Jorge Macchi explora plásticamente el tema “extranjería”, cómo es la experiencia de ser extranjero en la actualidad. El extranjero no es sólo el que viene de otra parte y habla otra lengua, sino también el que no tiene acceso a las redes estratégicas, el que no participa en su control y por eso depende de decisiones ajenas.  Macchi nos propone visualmente cómo, por medio de la alteración del espacio (o pensamiento), el extranjero (y no sólo él) expande el horizonte ampliando las fronteras y hasta desdibujándolas  enriquece la identidad misma dejando atrás la intimidad y mezclándose con lo público y lo ajeno a él. “La ola” o este movimiento hasta natural vienen a ser el detonador de la expansión. La evidencia clara del atrevimiento del extranjero de internarse y adaptarse a los cambios culturales y geográficos a los cuales se enfrenta, el extranjero afirma que él también es parte de eso que no le es propio pero de algún modo ahora le pertenece, pues está dispuesto allí y quiere ser parte de ello.


[3] http://www.jorgemacchi.com/es/obras/303/my-wave
[4] Cfr. GOMBRICH, G. H. La historia del arte. Ed. Diana. 1991. P. 604
[5] BUTIN, Humbertus. Diccionario de arte contemporáneo. Ed. Abada. P. 70-71.

DE LA CALLE


Karolina Alemán

El pan de cada día al escupir gasolina frente a la flama en los semáforos.
Anónimo.


En la búsqueda de un estilo artístico, en este caso de dramaturgia, me he permitido hablar sobre una obra teatral que me ha conmovido en su totalidad, por lo que me veo en el interés y la necesidad de conocerla más a fondo para lograr el conocimiento sobre qué en realidad quiso decir el dramaturgo con su obra. Para esto, es necesario hablar a grandes rasgos sobre la obra general del autor, para después adentrarme a la obra en sí, que es el objetivo.

Antes que nada, la dramaturgia es el arte de componer una obra dramática. Se conoce como dramaturgo a quien escribe las obras para que sean representadas en un escenario,  o algunas veces éste adapta otros libros a dicho formato. La tragedia, por su parte, es una forma dramática cuyos personajes protagónicos se ven enfrentados de manera misteriosa, inexpugnable e inevitable contra el destino o los dioses. Las tragedias acaban generalmente en la muerte o en la destrucción física, moral y económica del personaje principal, quien es sacrificado así a esa fuerza que se le impone, y contra la cual se revela con orgullo insolente o hybris. También existen las tragedias de sublimación, en las que el personaje principal es mostrado como un héroe que desafía las adversidades con la fuerza de sus virtudes, ganándose de esta manera la admiración del espectador, como es el caso de Antígona de Sófocles.

“De la Calle”, obra dramática trágica de Jesús González Dávila. Actor, dramaturgo, director de teatro y cine, además de guionista. Nació en la Ciudad de México, el 5 de mayo de 1940. Murió en la Ciudad de México el 8 de mayo de 2000.

Sus obras retratan de manera sobrecogedora el mundo de las urbes y su terrible realidad: “En ella [su obra en general] presenta prototipos de los bajos fondos; los marginados, los desadaptados sociales y otros a los que siempre lleva a situaciones límite, ya sea por su conflicto interno o por el rechazo social. Crea un ambiente de angustia e inseguridad que los envuelve, los atrapa y del que sólo les permite escapar mediante el vicio, la locura o la muerte. La miseria, la corrupción, la rebeldía, la crisis de pareja, de la familia y de la sociedad son algunas de las constantes de su obra”.

Sinopsis: El guión narra la historia de Rufino, uno de los más de 16 mil niños De la Calle que habitan en el inframundo de la ciudad; con apenas trece o catorce años de edad, comparte su soledad con Xochitl, otra jovencita que busca, como todos, una mejor esperanza de vida. La historia es una tragedia combinada, de la ya sabida corruptela judicial en el narcotráfico y la búsqueda de identidad por parte de Rufino, quien trata de encontrar a un tipo conocido como "El chícharo", su padre, a quien nunca ha visto. Un día, empujado por las circunstancias, decide buscar a su padre…

En primera instancia y sin duda alguna, cabe señalar que lo claro y evidente de la obra “de la calle”, desde el primer cuadro, es que es una obra trágica. Puesto que se comienza por conocer al protagonista junto con el ambiente y atmosfera dentro de los que se desarrolla. Por obviedad desde el primer momento te percatas que no es una historia muy común, sino todo lo contrario, desde la forma de hablar de los personajes, los elementos que resalta el dramaturgo sobre el espacio y los objetos dentro del mismo, incluso la ciudad misma donde acontece el drama.  La historia de Rufino, un niño huérfano, que no conoce la palabra mamá o papá. Un niño como cualquiera; con esperanza de poder algún día tener una buena vida y por consiguiente lleno de sueños. Los cuales desgraciadamente se ven muy lejanos gracias a las circunstancias que lo rodean. Sin embargo él intenta luchar contra todos los obstáculos para ganarse el pan de cada día. Desafortunadamente lo hace rodeado de malas influencias, jóvenes de mayor edad que él, que lo obligan a realizar delitos para sus propios fines,  persuadiéndolo con que le darán una buena paga. Cayendo así un mal día en manos de la policía y olvidado por ellos. Logra salir de la cárcel el mismo día que ingresó, ya que un señor del barrio se acomide a sacarlo. Desgraciadamente lo hace porque quiere obtenerlo sexualmente, ayudado por una vecina, que le mete ideas del “buen señor” a Rufino.

Un día decide buscar a su padre; pues le han dicho que está vivo. Así que sin pensarlo se dispone a la aventura. Lo único que él desea es conocerlo.

Rufino: Quiero saber cómo es… Quiero verle la cara. Ver cómo se ríe. Oírlo hablar… Oír qué cosas dice… Nomás quiero decirle quién soy. Que sepa que existo. Porque seguro ni sabe. 

 Después de varios comentarios e indicaciones que recibe sobre dónde está su padre, cada vez se aproxima más a él. Hasta llegar el momento en que lo tiene frente a sí, no percatándose de su presencia, puesto que jamás lo ha visto y mucho menos jamás imaginaría que su propio padre, vestido de mujer, trataría de violarlo justo el preciso momento en que lo ha encontrado.

Rufino: Busco al Chícharo.
Chicharra: Ah… valla. No quieres con la Chicharra. (Silencio.) El Chícharo… ¿Quién te habló de él? (Un silencio. Se despoja suavemente de la peluca dorada; su voz es ahora más grave. Es notorio que es hombre.) Aquí hay servicio completo, te dije. (Silencio.) Aquí tienes al Chícharo. (Pausa.)  ¿Así te gusto más? Puedo ser tu papacito. Bueno, sácate la mano de ahí y dame un besito. ¿Eh?
De un tirón el travesti le baja el pantalón y trata de penetrarlo. Rufino grita. Del grupo de borrachines anónimos surgen mentadas al aire.

Al día siguiente Rufino, caminando acorralado en lo acontecido y en sus dolorosos pensamientos. Se encuentra inesperadamente con uno de los tipos que dejó que la policía lo atrapara, por el cual es acuchillado e instantáneamente muerto en el lugar que por muy poco tiempo y de la peor manera lo vio crecer; la calle.

Al parecer el mensaje es más que claro por parte del autor. Es evidente que se quiere mostrar la sociedad tal y como es en realidad; sin tapujos, sin mascaras, sin mentiras. No trata de hacerse un teatro fantasioso ni cómico, sino todo lo contrario. Y qué mejor forma de contar la historia que con una vida de este tipo, en la que es notorio el sufrimiento de las personas, más el de los niños, la desgracia, el desinterés por el estudio de los jóvenes por falta de dinero y por consiguiente de comida, por falta de sus padres en el caso de Rufino, además de la completa y total  invasión de las drogas, etc.

Es realmente conmovedora la forma en que los personajes tienen que luchar más por su sobrevivencia como seres humanos que por su seguridad material. Es de valorarse y admirarse el hecho de que niños como Rufino busquen la salida de ese hoyo de oscuridad en el que han permanecido desde su nacimiento. Por eso creo que el autor en esta obra trata de hacer notorios esos acontecimientos. Y por lo tanto lograr en el espectador una enorme transgresión, conmoverlo y removerle sentimientos y emociones las cuales sean un poco difíciles de entenderse y superarse.

Creo que es complicado el hecho de poder decir con total certeza si el estilo de esta obra es Trágico. Sin embargo la mayoría de los elementos que la componen, lo hacen ver de esa forma. Por lo tanto, me atrevo a decir que sí es una tragedia porque cumple con el conjunto de formas pertenecientes al mismo estilo.


“Estas obras que he escrito, van sobre todo con una carga de amor hacia ese niño que hay en ustedes, ese niño golpeado, incomprendido, adolorido y traicionado”.

Jesús Gonzáles Dávila.